jueves, 8 de marzo de 2012

A 10 años de tu partida (o la mía)

(*) escrito en algún momento del año 2004

¡Buenos días, dulce niño de ojos claros profundos!

Hace tanto que no sé de ti.… Ya han pasado 10 años de la última vez que me ví perdida en el verde-azul profundo de tus ojos…. Esos que brillaban como estrellas e iluminaron mi camino desde muy pequeña.

Desde hace mucho he vuelto a pensar en ti, a preguntarme qué ha sido de tu vida. ¿Qué caminos transitas sin que yo cuide tus pasos y tus sueños…? ¿Qué sol iluminará tus mañanas, qué soñarás ahora que no sé nada de ti…?

Nuestra historia, bueno, la historia que me inventé contigo… aún no ha tenido similar. Ha pasado mucho y he vivido mucho desde ese día en la entrada del colegio, donde nos sentamos a hablar por última vez.

Sin embargo, he aprendido tanto, tanto, que he vuelto al principio de todo: A ti. A esas tantas mañanas en las que me sentaba junto a la cancha para verte jugar fútbol durante el receso. A ese día especial en que mis amigas nos engañaron para que firmaras mi diario y luego, nos presentaron.

Sé que tú no recuerdas eso, yo no podría llegar a olvidarlo: tu cara de sorpresa, mis nervios a millón. Tú también nervioso (aún no sé por qué, me imagino que por lo niños que éramos) Tu franela blanca de rayas verdes como el pantalón que llevabas ese día, como tus ojos esa primera vez que se cruzaron con los míos (08.07.1989). El manchón que dejaste en tu pantalón por no estrechar mi mano con tu mano húmeda del hielo con que jugabas. El golpe que te dio Carlos en la espalda para que lograras decir tu nombre y mi carrera hasta mi salón escondiéndome de ti…. ¡Qué dulces recuerdos!… Cómo los chicos de mi salón sostenían la puerta hasta que te fuiste…. ¡Qué tontos somos a los 11 años, que creemos poder imaginar lo que el amor es!

…Luego, un año difícil para mí: apenas lograba verte algunos jueves si me escapaba de la clase de la profesora Celeste (tan bella, fue una madre para ambos). Ni te cuento la alegría que me daba cuando tú pasabas por el aula a saludarla… o cuánto rezaba yo para que nunca cambiaras de colegio. Tantas cartas te escribí, tantas poesías y ahora de eso no queda nada…, sólo mis recuerdos.

De ahí en adelante, las cosas mejoraron…. Estando ambos en bachillerato, era todo mucho más fácil para mí…: podía revisar tus horarios y así sabía exactamente dónde y qué clases tenías…. De vez en cuando corría con suerte y teníamos algún profesor en común, entonces le preguntaba por ti, o pasaba tus notas y así podía tener una idea de tus preferencias y tus gustos.

…Tres años más siguiendo tus pasos, tus gustos, tus alegrías y tus tristezas sin que lo supieras. Ya estábamos más grandes, mis amigas decían que era hora de que tuviera un novio… pero no podía. ¿Cómo enamorarme de alguien si sólo pensaba en ti?… Así, fui la última en tener novio. Cuando… llegó el momento en que debí decidir, supe que jamás iba a atreverme a establecer alguna relación de pareja contigo….

Entonces tuve mi primer novio y el segundo y el tercero… y ya luego no quise seguir probando, no los amaba. No podía enamorarme porque realmente estaba enamorada de ti, aunque tú ni lo imaginaras…. Entonces, llegó el momento más temido. Era mayo de 1993, en pocos meses yo sería promovida a 4to año y tú a 5to. Éste sí era el último año en que te tendría. …Yahvilé me apoyaba y me daba ideas a diario….

A veces espiábamos a Carlos (Oropeza) porque sabíamos que tú estarías con él. Entonces ya no sólo te seguía dentro del colegio, sino también los fines de semana. Hasta los seguíamos cuando iban a comprar discos los sábados en la mañana para luego quedarse en casa de Carlos, estudiando. Nuevamente, con un poquito de suerte, al caer la tarde pasaban juntos, caminando, por la iglesia Claret donde yo me reunía con los scouts y, como Carlos alguna vez perteneció al grupo, podías quedarte unos segundos mientras él saludaba viejas amistades.

Así iba pasando el mes y yo cada día estaba más triste. Una de las últimas semanas de ese mes faltaste tres días… yo estaba muy asustada. Yahvilé había descubierto que la profesora Carmencita (quien, por cierto, me adoraba) era tu tía. Entonces, respiré profundo, fui a su oficina y le dije que estaba muy preocupada por tus faltas. Ella, cortésmente, me dijo que estabas muy enfermo y me dio tu teléfono (por favor, no te molestes ahora) y hasta medio me explicó cómo llegar a tu casa pero yo estaba tan nerviosa porque ella pudiera descubrir que tú no tenías idea de mi existencia, que sólo llegué a captar que era cerca del Autocine. ¡Imagínate…!!!

Lo cierto, es que ese fin de semana nosotros debíamos ir un sábado al colegio,… ya no recuerdo por qué. Entonces, yo había quedado con mis padres en ir al cole, luego a casa de Yahvilé y de ahí a Claret, dónde ellos me buscarían al final de la tarde. …Ese día cambió, mi vida… salimos del cole mucho más temprano de lo que esperábamos… y Yahvi tuvo una de sus geniales ideas: ¡buscar tu casa…!!!

Yo quería matarla. Eso nos iba a tomar días. Podíamos ir de puerta en puerta preguntando si tu vivías en cada casa y aún así habría sido imposible encontrarte.… Yahvi me decía una y otra vez:

- ¡Concéntrate! Tú sabes que tú lo puedes encontrar. ¡Para eso eres medio brujita!!!

Y yo lo que hacía era reírme…. Luego de mucho caminar, decidí hacerle caso. Le pedí que nos detuviéramos un rato en un centro comercial que tenía un jardín muy bonito (ya no recuerdo como se llama, hace mucho que no voy por allí). Y ahí, por la parte de atrás, me senté a pensar en ti un buen rato. …Cuando nos levantamos, lo primero que vimos fue las letras doradas de un conjunto residencial: Uribeque.

Nunca supe si fue que la profe Carmencita me había dicho el nombre y mi subconsciente lo había recordado. Lo cierto es que le dije a Yahvi:

- ¡Ahí es!… Así que sólo ahí vamos a preguntar.

Nos acercamos a la garita y le preguntamos al vigilante quien, muy amablemente y sin permitirnos explicarnos… salió de una vez a buscarte a tu casa…. ¡Qué locura!!! ¿Con qué cara podía presentarme ante tí??? ¿Qué rayos iba a decirte???Cobardemente, nos fuimos antes de que regresara.

…Aún así, ya sabía que debía hacer algo…, alguna manera yo debía encontrar, pero no iba a poder vivir sin compartir un poquito de tu vida…. Terminaron las clases, pasarían dos meses sin verte y apenas me quedaba un año para ti.

¡Me decidí a ser tu amiga…!!! Entonces, te llamaba… casi a diario como a las 11 de la mañana. Justo entre el desayuno y tu baño, porque luego seguro salías a casa de Carlos o a otro sitio… pero era muy difícil encontrarte…. Y así, en esa suerte de anonimato, nos hicimos muy amigos…. Llegaste a decirme que extrañabas mis llamadas, luego de una semana que pasé de vacaciones en Maracay y no pude llamarte. Me contabas de ti y de tu vida y yo hacía lo mismo….

Ya cuando se acercaba el inicio del cole me preguntabas, casi a diario, si nos conoceríamos. Yo me limitaba a esquivar el tema o a darte pistas acerca de mí... Por si acaso me veías y me reconocías en el patio: una chica gordita y cabello negro liso, medio narizona y a veces con lentes... Y sólo si de verdad te interesaba hablar conmigo, te acercabas a mí.

…Mientras tanto, Carlos y yo habíamos estrechado nuestra amistad. Nos encontrábamos frecuentemente en casa de Yahvi o en la suya y hablábamos tardes enteras. Ambos nos tomamos mucho cariño y confianza y, a menudo, él me contaba historias de la chica aquella que te llamaba, que tú la querías conocer, que tenías curiosidad y otras cosas;… por lo que resolví decirle que yo era esa chica. En parte, no quería que pensara que mi acercamiento a él era sólo por ti y en otra, esperaba que me contara más...

No puedo negarlo. Me moría por saber los detalles acerca de lo que pensabas de mi…. Yo, en julio, había resuelto estudiar humanidades (de nuevo siguiendo tus paso) con la tonta esperanza de que pudiéramos coincidir en alguna materia, asi fuera como preparador. Pero al empezar las clases, aunque yo estaba casi decidida a estudiar psicología o comunicación social (lo que finalmente estudié) había otras carreras que también me interesaban, como arquitectura,… entonces preferí mantener abiertas mis opciones y especializarme en ciencias.

La mayoría de mis amigos tomaron el curso de humanidades y Yahvilé cambió de colegio, lo que no nos impidió seguir compartiendo por varios años más.… Un chico nuevo en la sección de humanidades, inmediatamente se unió al grupo: Emilio… Barroeta. Por supuesto, se enteró de la historia y me había tomado mucho cariño…. Lo que yo ignoraba era que te conocía.

Así, una tarde en la primera semana de clases, nos juntó en la que era aula del 4to de humanidades. …Uno de los salones más solitarios y alejados de todo el colegio. Casi me desmayo cuando te veo llegar con él. Gian, al verlos llegar, salió del salón y se llevó a Emilio, que solía ser muy indiscreto. Nunca olvidaré ese momento. Tú parado en el pasillo junto a Emilio. El cabello se te movía con la brisa y rozaba tus ojos como tantas veces lo había visto. Te tapaban la cara por momentos y entre el cabello podía ver tus ojos fijos en mí. El calor era tremendo, ese salón era muy encerrado. Sin embargo, podías escuchar la brisa en el pasillo. Estábamos a medio salón y ya en cada palabra luchaba por acercarme a la puerta, me daba terror que alguien nos encontrara allí, solos, y pensara algo equivocado.

Tú te portaste super caballeroso,… tanto como el día en que manchaste tu pantalón por no mojar mi mano. Me dijiste que no te imaginabas que era yo, que pensabas que era otra (eso fue una gran decepción para mí). Como buena adolescente, pensé que me creías una de las chicas lindas de mi clase…. Una de esas con las que todos sueñan. Hoy, muy tarde, me doy cuenta de que no era así. Yo me empeñaba en verme gorda, cuando en realidad era bastante delgada. Aún me pregunto con quién me confundirías. ¡Qué millones de inseguridades!!!

Esa misma tarde le dije a Carlos que habíamos hablado personalmente. ¡Se alegró mucho!!! ¡Estaba decidido a juntarnos! Más aún después de que tú terminaste con Renee…. Todos sabíamos lo mucho que te había afectado su regreso a Canadá y, debo confesar, que hacían una pareja genial. Siempre tuve esperanzas de que ustedes se volvieran a juntar en algún punto del futuro.

…De allí en adelante, el año fue genial. Verte a diario y poder hablarte. Continuaba llamándote seguido para no interrumpir nuestra rutina. Pasaba los descansos repartidos entre mis amigos y los tuyos y, de vez en cuando, podía pasar un descanso entero hablando contigo de música o de cualquier otra cosa. Con frecuencia, Carlos me alentaba para fuera coqueta contigo…. Creo que llegó a insinuarme que tú gustabas de mí. Pero yo me mantenía terca en mi propósito.

Pedro (Iorio) era el único que lograba comprenderme. Yo te adoraba tanto,… te admiraba y casi te idolatraba de tal manera, que el hecho de tener una relación contigo me aterrorizaba. Te había idealizado y no quería comprobar que mi ideal estaba errado. Muchas veces le dije a Carlos y a Pedro que si tú llegabas a hacerme daño (como pareja) o la relación no era lo que yo podía esperar, no sabría cómo manejar ese dolor. Por eso prefería seguir manteniendo tu imagen intacta y perfecta en mi mente como lo he hecho hasta ahora….

Me dediqué a escribir poesías en tu nombre y dije que algún día te las daría, desafortunadamente, ya no existen. Las vueltas del destino las destruyeron y sólo me queda en el recuerdo el inicio de la que era más especial: "“En tus ojos vi una dulce luz…".

Terminó el año y tú te graduaste. Pasé esas vacaciones llamándote con frecuencia, tanto como el agosto anterior. Sabía que estabas estudiando y buscabas empleo y ya luego se me empezó a complicar la vida a mi… entre el proyecto de ciencias (niña osada que quiso hacer un cultivo hidropónico), los cursos para la prueba de aptitud académica, las pruebas de admisión en las universidades, los scouts y mi familia. Pues no tenía tiempo de nada… así fui llamándote cada vez menos. Ya no sabía tu horario y se nos dificultaba mucho hablar….

Una tarde, al llegar al cole, fui directo a la oficina de la profe Carmencita a preguntarle por ti y me dijo que estabas por llegar. No recuerdo qué debías hacer allí. Ese día… me pidió que, por favor, te dijera que esperaras hasta las tres para entrar a su oficina. Yo debía entrar a clases a la 1 pero estaba decidida a darte su mensaje, así que como una niña muy buena y obediente me senté en el banquito que ahora estaba en el lugar donde nos presentaron por primera vez.. A la entrada del cole.

Se hizo la una y yo entre a mi salón pero corrí con la suerte de que el profesor con el que teníamos clases se ausentó ese día, por lo que estábamos libres hasta las cuatro y quince minutos. Me distraje hablando en el salón con mis compañeros y de pronto llega Emilio muy agitado a decirme que tú estás en el colegio….

Cuando salgo del salón, te encuentro sentado en el mismo sitio donde yo te había esperdo minutos antes. Me saludas y así nos sentamos a conversar por largo rato…. Me dijiste lo mucho que te gustaba el diseño gráfico y que pensabas dedicarte a ello. De nuevo tu cabello se movía con el viento y tapaba, por momentos, tus ojos verdes, azules, mar y cielo…. Llegó la hora en que debías irte y ya nunca más te volví a ver…. Yo seguí hablando con Carlos y él seguía animándome a que me acercara a ti...

Luego de ese día no te quise llamar más…. Ya había hecho una proyección de lo que quería que fuera mi vida universitaria y eso estaba lejos de Barquisimeto. Si me acercaba más a ti, corría el riesgo de arrepentirme y quedarme y estaba muy segura de que mi camino estaba fuerade allí.

He vivido mucho, todo ha dado muchas vueltas. Hace unos años pensé que te había vuelto a encontrar: revisaba una página web y ví tu nombre al pie:… Enrique Luque era el diseñador de la página. Te escribí un correo electrónico saludándote y tu respuesta, o la de la persona que recibió el mail era que no me recordaba. Para ese entonces yo estaba a punto de casarme. Mi novio era una persona muy celosa, revisó mi e-mail y se molestó muchísimo porque él sabía quién eras. Había leído mis poesías para ti y me había obligado a quemarlas unos años antes (¡Oh! ¡Qué tonterias es capaz de hacer un corazón enamorado!) La verdad, yo tampoco me molesté en explicarte mucho…. Borré el e-mail y casi no volví a pensar en ti, hasta hace tres días.

…Imagínate, eran las ocho de la mañana. Me monto en el metro en la estación Plaza Venezuela. El vagón está a reventar y entre la gente solo veo el perfil claro de un chico de facciones perfiladas, con el cabello negro y muy liso que le llegaba a las orejas. Él se movía tratando de esquivar a la gente y el cabello le cubría y descubría el rostro, pero estaba lejos. En Chacaito se bajó la mayoría de las personas que estaban entre nosotros, entonces lo pude ver mejor. Sí, se parecía mucho a ti pero... ¿Qué probabilidades habían de que tú ahora vivieras en Caracas??? Además, me pareció que el chico no tenía tus ojos grandes de cielo y mar. Ese color tan particular que sólo he visto en los tuyos…. Ya luego, no le volví a prestar atención. No me fijé si se bajó o no….

Desde ese momento, ese día fue sólo para recordarte. Pensaba que en otras circunstancias yo habría seguido al chico hasta estar verdaderamente segura de que no eras tú, aunque eso implicara hablar de frente con él y contarle mi cursi historia…. Cada segundo que pasaba recordaba un segundo más vivido cuando tú eras parte de mi vida…, mis sueños, mis anhelos, todo lo que ya logré y lo que estoy a punto de lograr….

Ese último día en el colegio día fue especialmente fresco, había mucha brisa y la brisa me recuerda a ti. Yo estaba de un humor muy particular, triste pero agradecida por tus recuerdos y sonreída por la buena compañía…. Hoy no sé si lo que he hecho esté bien o está mal. Sé que lo hice y estoy feliz de haberlo hecho.

Cada paso, cada meta lograda, cada golpe y cada caída me han hecho ser quien soy. Me han hecho replantearme la vida y volverla a vivir cada día con un ánimo fresco y renovado.… Irónicamente, hoy, 10 años después de ti, he vuelto a sentir ese mismo tipo de amor que sentí por ti: …platónico, puro y profundo como tus ojos, como los suyos… y entre tu recuerdo y su compañía sigo escribiendo mi historia, pero no puedo evitar preguntarme qué ha sido de ti.

Con amor, a Enrique Joaquín Luque Fernández. Aunque no me recuerdes, donde quiera que estés.…Y a todos los personajes de esta historia por si algún día los vuelvo a ver...

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